
¿Cómo se hace la preservación de la fertilidad?
Lo primero que tenemos que hacer cuando nos planteamos llevar a cabo una preservación de la fertilidad por medio de la congelación de los óvulos es valorar nuestra reserva ovárica. Como ya os expliqué en este post, la reserva ovárica es el número de óvulos disponibles para reproducirnos y, normalmente, empieza a disminuir a partir de los 35 años. Sin embargo, esto no es igual para todas las mujeres, por lo que resulta fundamental incluir su chequeo en nuestra revisión ginecológica anual.
Para comprobar en qué estado se encuentra la tuya, tenemos que mirar dos cosas:
- una hormona en la sangre, llamada Antimulleriana,
- una ecografía ginecológica para valorar el recuento de los folículos antrales.
Una vez valorada tu reserva ovárica, empezamos a estimular los ovarios por medio de unas inyecciones subcutáneas de hormonas. Esta estimulación es el mismo proceso que si hiciéramos un tratamiento de Fecundación In Vitro (FIV). Puede que durante esta fase te encuentres un poco hinchada y de mal humor, pero no tendrás que faltar al trabajo y podrás llevar una vida normal.
Tras 10/15 días de estimulación, recuperamos los óvulos gracias a la punción ovárica. La punción se hace en quirófano bajo sedación profunda. Es un sueño suave que dura como mucho diez minutos. Al despertarte puede que notes alguna molestia, como un dolor de regla. Nada que no se soluciones con un paracetamol.
Una vez obtenidos los óvulos los congelamos en nitrógeno liquido a -196°C. Los óvulos congelados (técnicamente diríamos “vitrificados”) no tienen fecha de caducidad y se pueden conservar todo el tiempo que quieras.
El día que decidas ser madre desvitrificaremos los ovocitos, los juntaremos con los espermatozoides, ya sean de tu pareja o de un donante, y se transformarán en embriones que pondremos en tu útero. Quince días después (la denominada beta espera) sabremos si te has quedado embarazada.
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